El Análisis y Evaluación de Riesgo en la sostenibilidad de los sistemas sanitarios

La situación sanitaria nacional e internacional con respecto a la prevención y el control de las enfermedades transfronterizas que afectan de forma sustantiva a la producción y el comercio de animales y productos, y que pueden comprometer seriamente la situación sanitaria y comercial de Argentina, presenta una serie de oportunidades y limitaciones para adecuar y hacer más efectiva su prevención y control.

Es bien conocida la situación de difusión de la pandemia de Peste Porcina Africana (PPA), que hoy continúa afectando seriamente a la producción y el comercio internacional de cerdos y sus subproductos en países de los cinco continentes (con una reciente re-confirmación en Centroamérica), y sobre la que, solo el sacrificio y destrucción de los animales afectados es la medida recomendada en los casos de ocurrencia. Lamentablemente, las características epidemiológicas de la enfermedad (transmisión por contacto y vectores), que también afecta a especies silvestres (Suis sp), dificultan su eliminación una vez introducida, como se demuestra en la mayoría de los países afectados (América, EU, Asia, África).

En nuestro país estamos frente a una situación que requiere medidas preventivas y de control, dado que la enfermedad es considerada exótica, con el objetivo de salvaguardar nuestro sistema productivo porcino. Sin embargo, actualmente se observa un crecimiento alarmante de la población silvestre susceptible en varias provincias, lo que, en caso de introducción de la enfermedad, podría tener consecuencias altamente negativas en cuanto a la perpetuación del virus en esa población y el riesgo constante que esto implicaría para los sistemas de bioseguridad de los establecimientos productores. Por esta razón, resultaría conveniente la ejecución de un Análisis y Evaluación de Riesgo integral, con el fin de identificar los peligros de introducción y potencial diseminación del virus, y proponer las medidas de mitigación que reduzcan la vulnerabilidad del sistema productivo y permitan una prevención eficaz y un eventual control.

Seguramente, el fortalecimiento del sistema sanitario nacional para el alerta temprana —en términos de recursos humanos y equipamiento técnico—, así como la activa participación del sector productor, podrá contribuir al desarrollo e implementación de estas medidas que sean necesarias, que aseguren la sanidad animal y el comercio sanitariamente seguro de animales y productos. Hasta el momento, las medidas de bioseguridad implementadas en países más avanzados que el nuestro y que han sido afectados por la PPA no han resultado del todo satisfactorias. Y dado que no existen vacunas eficaces, la única forma de eliminación del virus sigue siendo el sacrificio y eliminación de los animales infectados y sus contactos, además del control y/o eliminación de la fauna silvestre susceptible.

En relación con la Influenza Aviar, recientemente detectada en Brasil, y que hoy, además de afectar a las especies productoras de alimento de origen aviar, también impacta a otras especies productoras (como el ganado bovino en Estados Unidos, Canadá y otros países), y tiene además en alerta constante en el sector de Salud Pública por su potencial de transmisión zoonótica y su capacidad de originar una epidemia en la población humana. En este contexto, es necesario mantener el sistema de alerta y detección temprana en todo el territorio nacional, con recursos humanos capacitados y equipamiento adecuado para asegurar una rápida y eficaz detección y monitoreo de la circulación viral, tanto en aves silvestres como en animales de producción. Un Análisis y Evaluación de Riesgo integral —considerando factores internos y externos— es la mejor herramienta para identificar peligros y desarrollar medidas de mitigación que disminuyan la vulnerabilidad y respalden, con datos científicos y técnicos, la seguridad sanitaria de los animales y sus productos. Este último concepto tiene implicancias determinantes en la garantía de calidad sanitaria y en la sostenibilidad del comercio internacional. Los recursos del sistema sanitario nacional (SENASA, INTA, CONICET, entre otros), junto con la contribución del sector productivo avícola, podrán apoyar una iniciativa integral y transparente sobre este tema, posicionando al país en términos de seguridad sanitaria de sus productos.

Finalmente, el tema de la Fiebre Aftosa ha cobrado relevancia ante los recientes brotes reportados en Alemania, Hungría, Eslovaquia (virus tipo O) y Turquía (virus SAT 1) en Europa, mientras que la enfermedad continúa afectando a 2/3 de la población bovina mundial, incluso en nuestra región (como es el caso de Venezuela, cuya situación sanitaria es desconocida y en cuyo control y erradicación se han invertido importantes recursos. Argentina ha logrado un control eficaz a través de  la vacunación en gran parte de la población ganadera, y sin vacunación en la región Patagónica, alcanzando un estatus de equivalencia sanitaria que, conforme a los estándares internacionales, le permite comercializar animales y productos de manera segura, garantizando su calidad sanitaria. Este logro ha facilitado la apertura y sostenibilidad de numerosos mercados en América, EU y Asia, incluidos aquellos que históricamente aplicaban el criterio de riesgo “0”.

Un Análisis y Evaluación de Riesgo integral (interno y externo) permitiría identificar con mayor precisión los peligros potenciales a nivel nacional, regional e internacional ante una posible incursión de la Fiebre Aftosa. En consecuencia, podrían desarrollarse e implementarse las medidas de mitigación necesarias para asegurar de forma sostenible el estatus sanitario adquirido, que posibilite ganar nuevos mercados y garantizar la sostenibilidad del sistema productivo e industrial.

Hasta el presente, no se dispone de información completa y verificable sobre la situación regional (Venezuela) y no hay identificación formal del nivel de preparación de los países que han suspendido la vacunación, respecto a las acciones necesarias para disminuir/mitigar el nivel de vulnerabilidad en que se encuentran al dejar de vacunar. La vacunación sigue siendo el principal —aunque no único— elemento de prevención y control empleado hasta la fecha. Estamos entrando en el momento de mayor vulnerabilidad regional con respecto a la prevención y el control de la Fiebre Aftosa a nivel regional.

La ganadería es un sistema productivo cuyo ciclo requiere más de tres años para generar carne comercializable y la industria y el comercio necesitan operar con productos seguros y sostenibles para planificar y consolidar mercados. Las medidas sanitarias que no cuenten con sustento técnico o científico adecuado pueden poner en riesgo el comercio sanitariamente seguro, por lo que deben ser cuidadosamente evaluadas y consensuadas con las contrapartes.

Es por estas razones que resulta necesario fortalecer el Sistema Sanitario Nacional, tanto en recursos humanos como materiales (laboratorios, diagnóstico, control de productos y vacunas), para mantener un alto estándar de calidad. Argentina cuenta con un laboratorio de referencia internacional para Fiebre Aftosa y ha sido determinante en los avances para la efectiva prevención y control de la enfermedad en Argentina, América y el mundo (incorporados a los estándares internacionales-OMSA, EU).

En síntesis, el Análisis y Evaluación del Riesgo es una herramienta de enorme valor para los Sistemas Sanitarios, que permite identificar peligros, desarrollar e implementar medidas de mitigación eficaces y, con base en evidencia científica y técnica, garantizar la sostenibilidad del comercio internacional de animales y productos animales sanitariamente seguros. Esto requiere un compromiso sostenido para generar la mejor información, preparar escenarios para una eventual contingencia y contar con los mejores recursos humanos y materiales disponibles para la realización de esta tarea. Así se logró, en décadas anteriores, el liderazgo sanitario frente al desafío mundial de la “Vaca Loca” (Encefalopatía Espongiforme Bovina-BSE), siendo Argentina uno de los cuatro países que aún ostenta la condición de “riesgo insignificante” y sin casos autóctonos de la enfermedad.

Alejandro A. Schudel

Mayo 2025